Testimonio de Guillermo Macías, galardonado de France Excellence Europa

Estudiantes

«Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar…».

«Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar…». Tengo colgadas en la pared de mi habitación estas palabras de Antonio Machado, y últimamente me las repito a menudo. Hago un alto en mi camino y me doy cuenta de que, desde que llegué a Lyon hace cinco meses, son muchas las emociones que se suceden y me acompañan; la vida transcurre deprisa. Clases, entregas, viajes, cervezas. En un entorno nuevo, con un decorado y un reparto diferentes. Y con un guion escrito en francés.

Me gusta pensar que mi presente no se produce por inercia, sino que son mis pies los que me guían. No siempre es fácil ser plenamente consciente del momento, el día a día resulta ser absorbente y, sencillamente, parece que no quede tiempo para hacer introspección. Sin embargo, esta experiencia es diferente y no tarda en encendérseme la bombilla para recordarme que yo he elegido estar aquí. La idea que aparece inmediatamente después, y que brilla con más fuerza todavía, es que Campus France ha creído en mi iniciativa y ha confiado en mí para que la lleve a cabo. Es por ello que soy uno de los galardonados de la primera promoción del programa de becas «France Excellence Europa», algo que me llena de orgullo y también de cierta responsabilidad.

Campus France me apoya en el proyecto de futuro hacia el que han ido convergiendo mis pasos previos. Me gradué en Traducción e Interpretación en 2021; el curso siguiente trabajé como auxiliar de conversación en el suroeste de Francia, y lo compaginé con un voluntariado de servicio cívico. Llegaba el momento de tomar una decisión sobre qué camino tomar para continuar mis estudios. Quería poner a prueba lo que había aprendido dentro y fuera de la universidad, y orientarme hacia un máster que enriqueciera mi visión del mundo para encontrar el mejor lugar que ocupar en él. Tenía ganas también de seguir viviendo en Francia, un año me sabía a poco. Investigué las opciones posibles, me decanté por las que más me atraían y, al final, todas las piezas parecieron encajar a la perfección.

La beca France Excellence Europa me brinda una oportunidad única: vivir en Lyon para cursar un máster de dos años en la universidad Jean Moulin – Lyon 3. El máster es de Relaciones internacionales, Francofonía y desarrollo lingüístico-cultural. Aún me queda mucho por aprender, pero siento todos los días mis neuronas en expansión. Me siento plenamente integrado en la facultad, tanto con mis compañeros franceses como con los demás compañeros extranjeros. Tenemos en común aficiones, intereses, experiencias y aspiraciones. Tenemos vidas distintas, huellas distintas, pero compartimos el mismo camino durante dos años. ¡Y dónde mejor que en Lyon…! Es una ciudad magnífica que rebosa de gente, lugares, paisajes, actividades y eventos culturales para todos los gustos. El entorno que en un principio me pareció inmenso y, en cierta medida, inaccesible, no ha cambiado de tamaño desde que llegué; lo que crece es el hueco que en él me voy haciendo, que cada vez es más amplio y se atreve a ir más lejos.

No es mi primera experiencia en el extranjero, pero sin duda esta ocasión está resultando ser diferente. Tal vez sea porque la perspectiva laboral se esté haciendo más presente en mis pensamientos, pero tengo la sensación de que mis pasos son coherentes, de que me están llevando a un buen lugar. Aún no sé si se encontrará en España o en Francia, o quizá entre los dos. Por el momento, me considero una persona muy afortunada al saber que mi curiosidad y mi esfuerzo han acabado por tener premio. ¡Queda pues por disfrutar de los giros del camino, antes de conocer el destino!